Fluir, soltar, atreverse... todas propuestas cuasi mágicas que nos invitan a realizar un cambio radical en nuestra vida. Ahora, yo me pregunto ¿no será mucho?
Nos pasamos la vida buscando ese "no se qué" que nos llene de felicidad, pero quizás no necesitamos tanto.
El mensaje comercial sobre el tema es muy tentador; nos aseguran que podremos lograr todo lo que deseamos en unos pocos días, a veces en un par de horas. Pero debemos tener mucho cuidado; ¿les suena esa frase que dice: "si no estás bien es porque no quieres"?, pues aquí es donde, precisamente, debemos poner un stop.
Es cierto que la voluntad es fundamental para cambiar, avanzar y llegar a la meta que nos propongamos, de eso se trata el hecho de adoptar una actitud positiva, pero a veces no es suficiente "querer". Hay muchos factores que nos afectan y algunos son imperceptibles para nuestra mente consciente. Entonces... ¿qué pasa? pues que nuestro estado anímico va del cielo al infierno y la falta de confianza sigue siendo la única constante de cada día. Los verdaderos cambios necesitan un trabajo más (muy pero muy) profundo.
En los poquitos años que tengo (jejeje... poquitos), la vida me llevó a buscar todo lo relacionado con el "ser" y la inmensidad que esa pequeñísima palabra lleva consigo. Leí desde Sócrates, Platón, Marco Aurelio, Descartes, LaoTse, Freud, Jung, Lacan, Piaget, Gestalt;, hasta Osho, Chopra, Antony De Melo, Conny Méndez, Luise Hay, Dan Millman, etc, etc... Practico meditación, visité templos budistas, incluso en una época me relacioné con los Hare Krishna, estudié yoga (ashtanga y hatha), y tuve muuuuuchas experiencias más. Pero siempre hubo una luz de alerta que me hacía mantener cierta objetividad, realmente no sé bien porqué, pero es algo que agradezco infinitamente, porque he visto fanatizarse a mucha gente cercana y puedo asegurar que no hay nada beneficioso en ello.
En fin, lo que quiero compartir esta vez es la humilde idea de que cuanto más investigo, más me convenzo de que no necesitamos tanto, y que quizás, lo que nos cuesta aceptar en la era del "ser especial, superpoderoso y autosuficiente", es que somos maravillosamente simples.
Me gusta pensar que ese "no se qué" tan anhelado se relaciona más con la naturaleza, pues así como el clima nos ofrece días de sol, de lluvia y nublados, nosotros atesoramos momentos de fuerza y felicidad, como así también de debilidad y tristeza.
Al igual que la mayoría, intento progresar y trabajar sobre mis debilidades, pero no estoy de acuerdo con idealizar la meta.
Sufrir está en nuestra esencia, lo malo es que se convierta en un hábito, pero también lo es pretender la perfección y la satisfacción eterna, por el simple hecho de que son inalcanzables, o mejor dicho, inexistentes.
¿Quién soy yo para confirmar algo así? nadie, es una simple teoría formulada por mi simpleza.
Soltar: es necesario en muchas ocasiones, pero sostener nuestros logros y cuidar los lazos con los seres queridos, también lo es.
Fluir: nos permite relajarnos y dejar que las cosas pasen sin más, pero también necesitamos poner empeño cuando alguno de nuestros objetivos lo requiere.
Atreverse: a veces es un gran desafío, hay que olvidarse de los miedos e ir a por todo, siempre que eso no signifique despersonalizarse y exigirse perjudicialmente.
Salir de la zona de confort: nos invita a romper con límites que nosotros mismos nos ponemos, pero cuidado, no sea que te alejes de una zona en la que realmente quieres estar, aunque no sea trascendental como las que se idealizan hoy en día.
Quizás, sencillamente se trate de pintar la vida con todos los colores que esta nos ofrece, ya sea negro, blanco, como también gris. ¡¡¡Y no nos olvidemos del rojo!!! Del cual solo las mujeres sabemos la gigantezca transformación "mensual" que ese color representa.
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